martes, 19 de enero de 2010


¿Será cierto que el mundo no sabe hacia dónde va…?


Me impresionó Claude Lanzmann, director del film Shoah (una famosa película de 9 horas de duración que versa sobre el holocausto judío), en una entrevista realizada por José María Ridao y publicada en el periódico El país, cuando manifestaba: «Vivimos en un mundo que no sabe adónde va. El futuro es sombrío»…


No pude evitar un estremecimiento… Hay ocasiones que todo se desmorona dentro de la frágil estructuración que hay ahora en mi vida. Estas declaraciones unidas a un suceso como el ocurrido en Haití en esos mismos días, me afecta de tal manera que no para hasta dejarme fuera de combate. Me convierte en una especie de «zombi» indispuesto e improductivo.

En el caso concreto de Haiti, no solo se trata del terremoto en sí, que ya es algo de lo que nadie estamos en condiciones de controlar (aunque sí se pudo predecir y evitar en parte…) y viene a demostrar hasta qué punto todos vivimos pendientes de un hilo. Pero no, no solo se trata de eso, sino de todo lo negativo, desquiciante, angustioso y degradante surgido en su entorno. Así como parte del «paripé» desarrollado por un mundo, por unos gobiernos, por una Organización de las Naciones Unidas, por un entorno que llora con lágrimas de cocodrilo y que de sobra sabía que esto podía ocurrir. La escasez de alimentos y de agua; la falta de un gobierno que dirija las operaciones de salvamento sin afanes de lucro; la falta de maquinaria y de atención médica a los heridos, el pillaje desalmado, todo se sabía desde antes porque el pillaje ya existía y la escasez de médicos y alimentos también, y no había que esperar a que ocurriera un terremoto.

¿Cómo en los comienzos del siglo 21 se puede aceptar que exista algo así? ¿Para que está la ONU? ¿Para qué están todas esas instituciones sostenidas con las aportaciones de los ciudadanos? Sí, es cierto que algunos funcionarios de de las Naciones Unidas han fallecido aplastados por los escombros, pero eso me da la razón más de lo que me la quita, porque quiere decir que se sabía perfectamente cuál era la situación en ese país. La misma ONU que permitió a Dubalier exiliarse en París con la enorme cantidad de dinero sustraído a los haitianos; la misma ONU que permite al gobernante de turno enriquecerse a costa de empobrecer a los demás; la misma ONU que envía a unos cuantos soldados con órdenes de no disparar un tiro, de respetar las tradiciones y las «características» propias del país (no sé entonces para qué van…).

No hay duda de que medio mundo vive instalado en el fraude.

Vea el enorme contraste: unos días antes del terremoto, se inauguraba en Dubai lo nuevo, lo prepotente, el mayor exponente de la soberbia humana, el desarrollo sin fin, el modelo de evolución, el desafío arquitectónico, la burla hacia las leyes naturales… Ojo, y no es algo para el disfrute de muchos, sino solo para los económicamente potentes. Veamos lo fantástico de esa enorme, estilizada, engreída torre de 828 metros de altura llamada Burj Dubai. Podría ser un símbolo, sí, un símbolo de la superación y del progreso al que han llegado los humanos; el punto inconmensurable al que está arribando nuestra civilización. ¡Qué presunción tan vana, tan fantástica, tan increíble, tan fuera de la realidad! Es curioso que en los días que se inauguró la torre que costó 1.500 millones de dólares con su organización y ensamblajes espectaculares, aparecieron los primeros síntomas de quiebra… ¿Se tratará de un engaño para que toda la enorme parte de la humanidad doliente que puebla el mundo —siempre tan utilizada— crea que en las crisis entramos todos, o se trata de una situación verdadera? Porque la suspensión de pagos que ha puesto a temblar otra vez el mundo, es inexplicable, ya que no sólo es esta torre: los proyectos de Dubai no acaban, y si no, vea al que denominan barrio de las grúas situado en un lugar contiguo, donde se construirán otros 150 rascacielos… ¿Se sentirá orgulloso de tal proeza ese pobre haitiano que vivía con un dólar y medio al día y ahora lo ha perdido todo?

¿No sería más lógico un mundo algo mejor repartido…? Definitivamente, no se sabe a dónde se va…

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