domingo, 11 de mayo de 2014

En el día de las madres
Hoy es el día de las madres y no puedo dejarte a un lado con la disculpa de que ya estás muerta. En realidad, ahora te siento casi más presente en mi vida que cuando vivías junto a mí. Y te siento más cerca, aunque decirlo pueda parecer una imbecilidad propia de un ser supersticioso, pero antes, me acostumbré a ti y no te notaba tanto, no te sentía tan próxima. Pero ahora estás junto a mí de una forma perenne. Ahora, incluso, me siento más amparado por ti y más bajo tu protección. Además, sigo enamorado de ti como el primer día. Tú eres mi dulce compañera y lo seguirás siendo mientras viva, y en todo momento tengo presente tu recuerdo y los momentos vividos juntos, y me río con los anécdotas que nos solían ocurrir en la vida (como el día aquel, cuando íbamos en el coche por un expreso y me gritaste «¡¡Que tas pasao!!», porque me pasé del desvío por el que me tenía que meter). Y empezamos los dos a reírnos. Yo siempre te he querido intensamente, tú lo sabes, pero nunca te he sentido tan profundamente como ahora. Te quiero con la mayor pasión y te imagino siempre a mi lado, abrazada a mi, mirándome con esa ternura como tú me mirabas. Hoy he tratado de recordar algún momento que te hubieras enfadado conmigo, y no he encontrado ninguno, porque siempre eras afabilidad, y tenías esa mirada afable que veo en tus fotografías, que es donde queda patente la expresión que tenías siempre. Sé que todas estas palabras sentimentales pueden parecerte un poco cursis (y hasta pueden hacerte reír), pero a mí me encanta decírtelas. Amor.

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