jueves, 25 de febrero de 2010


El sexo y la formación de lo humano


Bueno, hoy voy en plan especulativo… Estoy a punto de meterme en un tremendo embrollo ya que he decidido referirme a la impositiva y primordial actividad sexual en los seres humanos… ¡Casi nada!

Comencé a sentir cosquillas en el cerebro al observar el «curioso caso de Tiger Woods», con todas las sugerencias complementarias que conlleva, y no pude evitar —¡es mi mente, que no descansa!— meterme a realizar ciertas consideraciones relacionadas con la tan engañosa expresión denominada «adicción al sexo», que se utiliza hoy para justificar el exceso o cuando se actúa fuera de control.

En el caso de Woods, todo comenzó con el descubrimiento de su vida amorosa clandestina por parte de su mujer, lo que originó una pelea entre ellos en medio de la vía pública; siguió la bochornosa aparición en escena de una serie de señoras manifestando —con fines de notoriedad o de lucro probablemente— que, supuestamente, habían mantenido relaciones con el «golfo» golfista. Vino después el retiro eventual de las competiciones del susodicho señor porque no se encontraba en las condiciones óptimas para concentrarse, y, finalmente, siguió su reaparición en rueda de prensa para «confesar» oficialmente sus «delitos»; allí manifestó su «arrepentimiento», solicitó el perdón a su esposa, besó a su mamá y prometió continuar con el «tratamiento psicológico» para disminuir su «adicción». Esto fue lo que hizo que me desternillara de risa… Pero el tema en su conjunto, además de risa, me produjo indignación y tristeza. ¡Qué mundo éste tan cargado de hipocresía, tan dado a desplegar el fingimiento necesario con tal de defender los propios intereses y fingir que hay unos sentimientos que en realidad no se tienen o se tienen solo mientras resuena el escándalo…

En la vida existe una singular coordinación de valores y comportamientos surgidos o moldeados con el paso del tiempo por ciertos imperativos sociales, algo que acaba por imponernos unos principios de los cuales carecíamos en origen. Pero también pienso que una gran parte de nuestras actitudes viene marcada originalmente por la Naturaleza para ser utilizada como norma de vida y así reafirmarnos en nuestra condición humana. Referente al sexo, ignoro cómo se aceptó y cómo se practicaba al principio de los tiempos, ni sé en qué sentido pronunciarme porque no soy capaz de adivinar los procedimientos originales dado que no existen documentos que los expongan debido a que los hombres-mono no sabían escribir. Ignoro si el sexo se realizaba en la intimidad de la cueva, o si era en privado, o en público, o si se ocultaba o no a la vista de los demás, ni si le daban la misma importancia que se le da ahora.

En realidad, si lo vemos bien, al acto sexual es algo que no pasa de ser el cumplimiento de una exigencia biológica. Muy gustoso, muy placentero, es cierto, pero solo se trata de eso. Es sin duda el más requerido por la Naturaleza (o exigido por Dios, para aquellos que son creyentes). Pero la pregunta es si al principio de los tiempos el asunto se ventilaba con la misma naturalidad de los animales, y significaba una función simple, como cuando se bebe agua o se come un muslo de pollo o una pata de bisonte. No tengo ninguna duda de que entonces el acto sexual tenía que efectuarse de forma intemporal, puesto que dependía de que la mujer entrara en celo y de ella se desprendiera un olor característico enervante. Entonces el macho se la tiraba siempre que tuviera alguna relación o poder sobre ella. Creo que debía pasarse a la acción en el momento, sin que importara la hora, el lugar, ni el modo.

Pero, fuera como fuera el asunto en aquellos días, con el transcurrir del tiempo el acto sexual se ha ido mixtificado, ha cobrando cada vez mayor importancia psicológica además de delirante y encantadora, pero también ha cobrado un sentido cada vez más irreal y nos ha ido creando cada vez mayor dependencia. Hoy se vive una etapa un tanto desmesurada, y se ha convertido en algo así como el lubricante de todos los estímulos, de todas las metas y conquistas en nuestra vida (y si no lo crees, pregúntaselo a Freud). El sexo se ha introducido en nuestra vida diaria, y si no lo traemos nosotros, nos lo sirven en bandeja mediante el cine, la televisión, la publicidad, las publicaciones y los medios electrónicos.

Pero eso sí: ahora se realiza en la intimidad…

Respecto a Tiger Woods, cualquiera que tenga la fama, el dinero, las oportunidades y el mismo o parecido género de vida que tiene él, le ocurrirán iguales «descalabros», solo que unos tienen más habilidad que otros para mantenerlos ocultos, y hay algunos a los que no les importa que el asunto sea guardado en secreto. Pero, ¿qué hombre será capaz de rehusar una relación que se le sirve tan fácilmente, por muy clandestina que se considere, cuando decenas de mujeres se le ofrecen bien por amor, o bien por dinero o por diversión ocasional?

Ahora veamos la «eficacia» del tratamiento:

Considerando que el tratamiento «antisexo» sea efectuado solo a base de herramientas psicológicas, ¿quiere decir que cuando lo concluya, Tiger Woods le gritará ¡¡fuchi!! a toda mujer que se le acerque y que solo reserve sus apetitos para desfogarlos exclusivamente con su esposa? ¡¡Mira!! (en este momento he levantado mi mano derecha, he encogido mis cuatro dedos y he dejado plantado solamente el dedo corazón. Es decir: he hecho una «peineta» como la que hizo Aznar recientemente). Pero hay que considerar que si el tratamiento es bueno, también podría quedar inhibido para realizarlo con su esposa… En realidad, la pregunta que me hago con más ahínco es si la enseñanza consistirá en un lavando el cerebro o solo le están enseñando a ocultar mejor sus asuntos de relaciones clandestinas…

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