sábado, 13 de febrero de 2010


Somos peones de la Naturaleza 2


En mi blog anterior me dejé algo en el talego… Por ejemplo, me faltó decir que cada vez estoy más convencido de que la Naturaleza nos utiliza con el fin de que se cumplan y desarrollen ciertos fines para los cuales se requieren manos y brazos aliados con la capacidad de pensar, razonar y actuar, instrumentos de los que ella carece. En este afán de construir, es muy posible que en algunas ocasiones nos hayamos pasado —destruyendo en lugar de "construyendo"—, pero es de esperar que la ciencia lo ataje de alguna forma. De cualquier manera, este es un tema que pertenece a otro blog.

Posiblemente, la misma naturaleza desea ser domesticada y urbanizada en algunas de sus representaciones. Y verse valorada y convertida en grandes y bellos jardines, o que aumenten sus plantas y flores con otras no previstas por ella; desea, tal vez, que se construyan puentes y carreteras que permitan transitar, o que haya gente que navega ríos y mares, o sube montañas o explora profundas cuevas. Cuando se nos ha dado esta facultad de entendimiento, y habilidad para reformar las cosas, y la función de admirarlas, por algo será. Yo, que pertenezco a los que no aceptan que la vida sea fruto de un hecho fortuito, es decir, que estoy lejos de los que proponen que estamos aquí sin ningún propósito determinado, y que considero que empecinarse en la función aleatoria de la existencia es, además de poco imaginativa, tan audaz y deslavada —o más— que la recurrencia al dios creador descrito por la Biblia…, en mi cabeza no entra que este enjambre de células, neuronas, ojos y nervios ópticos, corazones que laten y producen el riego sanguíneo en nuestro organismo, sentimientos, ambiciones de progreso, amor, sensibilidad para el arte —principalmente y de acuerdo con mis gustos, para la música— estemos aquí para nada… No, no lo puedo concebir y me lleva a pensar que, precisamente, lo absurdo de todos estos atributos de la vida son los que, paradójicamente, me conducen a la idea de que ha de existir alguna razón para nuestra presencia aquí cuyo conocimiento, por la razón que sea, la propia Naturaleza nos oculta.

Algunos científicos se han atrevido, incluso, a pronosticar que los verdaderos dueños de la creación y la vida son los genes, los cuales utilizan nuestro organismo como vehículo o como hábitat para ellos evolucionar, alimentarse, crecer y subsistir, algo que sin nosotros no podría realizarse (aunque, tal vez, nosotros sí podríamos vivir sin genes, pero los genes sin nosotros, no). Tal vez… Hay tantas ideas sobre la vida circulando por ahí… Algunas, por cierto, desastrosas y ya desechadas. Yo ésta concretamente no me la creo. Me parece muy apegada a la ciencia-ficción. Además, nunca podría llegar a demostrarse.

Mada, mi amiga Mada —de la cual ya hablé en blogs anteriores—, en su última carta-testamento (escrita pocos días después de la muerte de mi mujer y unos días antes de que ella misma muriera), me da una deliciosa y serena interpretación de la vida. Dice: «Tú y Angelines tuvisteis la enorme suerte de quererse y comprenderse durante muchos años. No creo que pueda aspirar uno a más; por eso me parece imposible que aquellos a quienes amamos desaparezcan para siempre; algún arreglo debe haber por ahí para que nos encontremos cuando pasemos al otro lado. Ni el amor ni el espíritu son cosas que puedan disolverse… Ahora tú Jacinto tienes que vivir del modo más sano posible, apoyándote en su recuerdo y en la calidad humana que tuvo, gustando las pequeñas cosas amables de la vida y siguiendo tu aprendizaje hasta los últimos días… ¿Y después? Nada sabemos, pero es imposible que esta inmensa lógica en que estamos inmersos no tenga sentido. Angelines sigue contigo, Jacinto, está en el centro de ti mismo, y de algún modo te ayudará a seguir adelante los días que te quedan.» ¡Qué maravillosa y sencilla forma de interpretar la vida, sin necesidad de recurrir a Biblias, dogmas ni letanías…!

2 comentarios:

  1. Yo tambien creo que no existimos por nada, y que algun "plan infinito" ha trazado la razon de nuestra existencia. Que no podamos demostrarlo no significa que no sea cierto.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Emmaskarada, gracias por tu comentario. Debido a él me siento alentado de pensar como pienso. jedeon

    ResponderEliminar