lunes, 23 de julio de 2012


Esta España de pandereta…
En realidad, esta España de hoy, si la juzgamos por su desastroso funcionamiento, por la falta de capacidad de sus dirigentes, por la ausencia de patriotismo —profundo y verdadero—, por su bajo nivel de competencia, por sus pillos y sus mangantes, solo genera desconfianzas, dudas, recelos, sospechas, incertidumbres. No digamos ya en lo que se refiere a la política o a la calidad de los sucesivos «equipos que nos han gobernado y nos gobiernan», sino que el fallo se generaliza en la contemplación general, o sea, por ejemplo, en los periódicos —que dicen lo que les conviene y callan lo que les interesa—, en los sindicatos —que sólo van a por lo de ellos y no a por lo que beneficia a los ciudadanos—, en las medidas económicas desacertadas, en la vida y el proceder del ciudadano en general, en todo aquello que se refiere a nuestra verdadero estatus dentro de la Unión europea, en el futuro que nos aguarda… Se utilizan argumentos que tienden a confundir o se expanden ideas que sólo tienen un fin: hacer cada vez más erráticas las opiniones del ciudadano o confundirlo más de lo que está, tratando de engañar a las agencias financieras para que ignoren nuestro verdadero nivel. ¿Quién nos dirá la verdad sin mezclarla con intereses personales? Me pregunto: ¿cómo Rajoy ha podido cambiar tan radicalmente su discurso? Porque desde lo que ofrecía al pueblo español cuando estaba presentándose como candidato a lo que propone ahora hay una diferencia abismal, desquiciada, enfermiza. Entonces, es decir, en los días de la campaña, su discurso era uno y, una vez que ha sido elegido, lo ha cambiado radicalmente. Las únicas explicaciones que se me ocurren son, uno, porque no sabía a lo que se estaba comprometiendo; dos, no estaba al tanto y no entiende la verdadera situación económica; tres, trataba de engañar a los ciudadanos con tal de llegar al poder; cuatro, vive en un mundo de fantasía (como su antecesor Zapatero). Porque si el mal proviene de la etapa de Zapatero, ¿por qué no se denuncia con voz potente y decidida? ¿Por qué no se cortan cabezas? ¡Pues porque son los mismos perros con distintos collares! Se me dislocan los dedos al escribirlo, pero ¿necesitamos a un Franco para que ponga las cosas en orden? ¿Tan maldito es el pueblo español que no sabe gobernarse? 
Porque esta España de ahora está igual o peor que la del año 36, 37, y 38…   
Palenzuela, el pueblo extremeño donde se ha descubierto una corrupción superlativa, es un símbolo: en España hay miles de pueblos igual.
Y, conste: yo salí de España huyendo del franquismo… 
Pero, hay veces que, irremediablemente, padezco la angustia, la pesadumbre, la ansiedad, el tormento, de ser español…

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