sábado, 15 de septiembre de 2012


Consideraciones acerca 
de mí en un día malo

Y es que la vida en sí es como si fuera una ironía continua, una entelequia, una burla… Yo no sé cuál calificativo sea el más apropiado, el que se acerque más a su definición verdadera, a su representación más real. Pero, la confusión que padezco radica en preguntarme de qué me sirve ahora, a mis 80 años cumplidos, que me pase el día tratando de perfeccionar mi conocimiento y mi actitud, intentando poner las cosas en su sitio, haciendo consideraciones hacia cuáles debieron ser mis normas de antes y cuáles deben ser las de ahora, o cómo tuve que haber amado, o cómo debí de sentir, o qué cosas hice que no debí hacer, y qué cosas no hice que sí debía haber hecho. Es decir, sobre todo, cuál debiera ser mi interpretación correcta de la vida. Pero, me pregunto, ¿de qué me sirve atormentarme si, aunque advierta estos requisitos, ya no tienen aplicación?
Pero, ¿para qué engañarnos? Hablemos claro: por más buena voluntad que se tenga, lo único que queda al final de la vida es una enorme frustración, una decepción desmoralizadora, un sentimiento de haber sido utilizado. ¿A qué viene ese afán de construir, de crecer, de regularizar el comportamiento si al final todo se queda en nada? Sí, ya sé que la vida puede funcionar sobre esas bases, y desde que tienes uso de razón hasta que cumples sesenta años, más o menos, te lo crees y te desmelenas al oír las recomendaciones, y te empeñas por crecer, por crear una familia, por amar, por alcanzar un estatus cada vez más destacado y más sólido, por arrepentirte de los desmanes cometidos. ¿Pero, para qué, si después de tantos afanes, te dejan sin empleo y sueldo? O sea: te han tenido trabajando, imponiéndote normas para una buena observación de tu conducta, diciéndote lo que debes hacer y lo que no, y haciéndote creer que «si te portas bien, ello puede producirte réditos que te llevarán a la otra vida y te darán elementos suficientes para disfrutarla»… Hasta que te das cuenta de que no, que son solo acciones para aplicarlas en ésta y en favor de otros (o en contra de ellos).

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