Cuestionamientos
a la existencia
¿Qué nos puede importar que descendamos del mono o procedamos de Adán y Eva? ¿Qué significado puede tener que nuestra especie pertenezca al reino animal o a un supuesto grupo biológico constituido desde un principio por seres humanos? Estamos aquí, ¿no?, y somos capaces de inventar el teléfono y la computadora, y poseemos sentimientos, y lloramos, y reímos, y nos enternecemos al contemplar a un niño o a una flor, y nos embelesamos al leer una poesía o al escuchar una sonata musical… ¡Pues eso es lo que verdaderamente importa!
¿Qué importancia puede tener que procedamos del big-ban o del chasquido de dedos de un Dios no interpretable que nos insufló la conciencia y los sentimientos, y la dignidad, y el sentido de la justicia, y la pasión…? Estamos aquí, ¿no? Y nos multiplicamos a partir del amor… ¿Estoy en lo cierto? Y, dime: ¿no es algo maravilloso y pleno de significados?
¿Me dices que existe mucha gente cuya interpretación de la vida está deformada y su actuación es absolutamente reprobable, corrupta, exterminadora? Sí, lo comprendo y estoy de acuerdo contigo, pero esos son los parásitos, los virus malignos, los tumores, los que, en contraposición, hacen que se desarrollen los anticuerpos; aquellos que con su mal, paradójicamente, crean los intercesores, los que luchan en pro de la dignidad y en defensa de la justicia, y los que hacen que la vida sea maravillosa… Mira ese árbol; mira esa flor; mira ese pequeño felino, mira ese cielo azul, mira ese caballo de piel brillante, ¿no crees que están aquí para que nos sintamos regocijados y nos recreemos?
De todos modos, sí, lo reconozco: es curioso que estemos y seamos; es curioso que se tengan ojos poseedores de un enfoque y un ángulo visual y que puedan usarse a voluntad propia; y que poseamos una boca por donde comemos y reímos, y una nariz por donde olfateamos y sentimos los adormecimientos apasionados producidos por la fragancia de las flores. ¿Y qué decir del corazón que ejerce como la máquina más básica y crucial de nuestra existencia? Todo es curioso, todo es inexplicable, maravilloso y estremecedor; admirable y horroroso, simple y complicado, esplendoroso y mortificante.
Pero, ¿quién nos impulsa y por qué? Porque decir que somos obra de Dios, me parece una explicación muy frívola, sin maduración ni consistencia. Es como acogerse a un clavo ardiendo. Un Dios omnipotente no necesitaría de mí, ni de ti, ni tan siquiera de la Naturaleza. En realidad, yo creo que nosotros existimos para alimentar a otros corazones, o porque alguien desea hacer una prueba de viabilidad de la raza humana, o para dar vida a unos seres habitantes de otra dimensión…
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