Richard Dawkins y yo
Bueno, aceptémoslo, es posible que Dios no exista… Que se trate de una burda mentira inventada por aquellos que deseaban dominar al mundo. El infierno, el paraíso, el premio, el castigo, la dicha, la desdicha no reflejan aplicaciones que procedan de nadie… ¿Y a dónde nos lleva todo esto? No recuerdo si el texto que antecede lo he escrito yo o lo leí en algún sitio y se quedó grabado en mi mollera, pero mío o de otro, la suposición nos atañe a todos, a todos los mortales, porque tan inverosímil es que hayamos sido creados por un Dios como que seamos frutos del azar. Y lo más duro es que no podamos hallar la respuesta. Esa situación de ignorancia es lo que más me inclina a pensar que por encima de nosotros existe alguien que lo ha decidido así. ¿Que nos ocurriría si encontráramos con certeza absoluta que somos fruto de la casualidad? Que caeríamos en la ley del absurdo, en la incomprensión y el desacato, en la burla, en cumplir las leyes solo por miedo al castigo policial y no porque nos haya sido inculcada como base de nuestras creencias. Y si descubriéramos que somos el fruto de un ser que está por encima de nuestras cabezas, un creador, en este mundo donde vivimos se acabaría el progreso, esperaríamos la hora de nuestra muerte adoptando una actitud pasiva con la esperanza de llegar lo antes posible a ese otro mundo que sabemos superior a este.
Ahora, razonemos: la negación acérrima de Dios proviene principalmente de los científicos y yo de los científicos desconfío mucho, aunque para esta desconfianza me base en mi propio criterio y no en mis conocimientos académicos. Ahora mismo acabo de ver un programa dedicado a la ciencia, en un canal de televisión… Y me admiro: cuántas teorías, cuántos principios, cuántas elucubraciones sin base. Nadie habla apoyado por un conocimiento profundo, todo son elucubraciones, posibilidades, mitos, creencias falsas o pretenciosas. Y la única verdad es que no hemos sido puestos aquí con un folleto bajo el brazo donde se explique nuestra utilidad y nuestros modos de uso. ¿Qué hace un científico en esta época? Trabajar para quien le paga, claro, experimenta, da palos de ciego, hace números y fórmulas que nadie entiendo y dice: esto es así porque lo digo yo.
De cualquier forma, a Dios, si existe, le ha de tener sin cuidado que creamos o no en él: ya la vida nos ha dado un sentido del bien y el mal y con eso es suficiente. Lo demás, que creamos o no creamos carece de importancia.
Contemplemos el caso de Richard Dawkins, una especie de fanático de la negación, y, digamos, esa actitud suya le ha producido mucho dinero. Dicho eso, ya no tenemos más que hablar: Richard Dawkins mantiene esa postura para ganar dinero. Yo tampoco creo, pero admito otras posibilidades y no lo discuto con nadie, no lo publico y no escribo libros porque prefiero respetar a aquellos que tienen otras creencias. Por otra parte, está muy claro que RD es un hombre con poca o nada sensibilidad, con ninguna preocupación metafísica porque él va a lo suyo. Me pregunto: ¿Qué diferencia de conocimientos, de posesiones, de cultura hay entre Dawkins y la chica dominicana que viene a limpiar mi apartamento los jueves, y que es casi analfabeta? ¿Cómo a esa chica yo la voy a decir que Dios no existe cuando la idea de Dios y de otra vida le sirven de acicate para soportar esta? Pero, ¿cuál es el mundo de Richard Dawkins? ¿Cómo es su vida? ¿Renuncia al confort, al buen alimento y a la comodidad? ¿Admira la magnificencia del mundo? Y, en ese caso, ¿a quién se lo agradece? ¿Ni por un momento se tambalean sus propósitos? Y es que él no piensa en otra posibilidad porque si pensara en otra el éxito de sus libros bajaría. Y cuando huele una flor, ¿qué siente? ¿Que relación encuentra entre esa flor y el Bing-Bang? ¿Ha sido la casualidad la que ha puesto ante su nariz y su vista a la flor? No, no, no des tu brazo a torcer, se dice, pienses lo que pienses o veas lo que veas mantente firme porque si te tambaleas, si se debilitan tus acciones el precio y la popularidad de tus libro se iría al suelo…