miércoles, 2 de septiembre de 2015

Epílogo de un sueño
No tengo ninguna duda de que aún habiendo sido formuladas numerosas interpretaciones de los sueños, existen varias que son acertadas. Ernest Jung nos legó algunas de las más certeras. Y, ya me conocen, por mi parte no acepto con los ojos cerrados todo aquello que afirman los psicoanalistas o los científicos en general. Cada uno de nosotros elaboramos una vida adaptada a nuestras condiciones personales, a nuestra composición psíquica… En mi caso, mis sueños suelen ser un tanto desbaratados, inconexos, abstractos. Aunque, lo más curioso es que cuando sueño con Angelina ocurre que se componen de una historia, con un principio y un final, casi de carácter cinematográfico. El texto que sigue a continuación es lo que escribí tras mi decepcionante sueño relacionado con mi visita a un mundo imaginario que fue publicado en mi anterior blog. Un sueño que me llevó a un mundo que podría ser cualquier lugar de la Tierra. Allí me encontré con Angelina y, salvo la dicha que siento al soñar con ella (no deja de ser una manera de volvernos a encontrar), éste no tuvo otro significado que la depresión que me causó. Este texto, creo que fue ella misma quien me lo dictó porque entró en mi mente solo, sin yo procurarlo: «Pobrecito mío. Tus sueños conmigo no los provoco yo… Son solo producto de tu subconsciente, o sea el reflejo de tus deseos, el símbolo de tus temores, el de tu resentimiento, el de tus amores no completados o no del todo resueltos. Ese sueño es un  destello adaptado a los significados terrestres,  porque si hubiera ocurrido en realidad como tú lo expones, en aquel momento yo ya no tendría cuerpo y no se desarrollaría con elementos ni configuraciones humanas (personas preocupadas, muebles, automóviles, ascensores que suben y bajan, sentimientos de celos, angustias, momentos tensos…). Acepto que tu cerebro, tu alma, al huir de tu cuerpo, hubiese podido arribar en otra dimensión guiada por otras normas, por otras leyes, por otra generación de sistemas, apegada y funcionando en otro desenvolvimiento, pero es un asunto del cual no podría darte información dado que yo ignoro sus mecanismos. Para mí, que fue un sueño más bien elaborado por tu cerebro, por tus dudas, por tus pasiones, incluso, por tus temores o por tus deseos. Pero yo no puedo ni debo explicarte cómo funciona la vida fuera de las estructuras humanas (existen barreras infranqueables inclusive para mí). Y así debe de ser como parte del mecanismo existencial y porque si conociéramos los pormenores de la vida, su razón y procedencia, entonces no habría diversidad, todo sería opaco y sin variación ni de forma verbal ni estructura física. La vida está hecha así y a eso debes limitarte: se tiene un cerebro que solo es aplicable a lo terrenal, a sus sucesos, a sus leyes y a la aventura de vivir y con eso debes darte por satisfecho; lo que haya o no haya después solo puede construirse en tu imaginación, elaborado por los fracasos, por el sentido de conservación, por los anhelos, por el deseo de que la vida continúe de alguna manera. También por los remordimientos, o por los sentimientos. Yo, generalmente, vivo dentro de ti y, en muchos aspectos, soy el reflejo de tus sueños, de tus pasiones y de tu amor por mí. Tú, con tu recuerdo, con esa ilusión de que yo estoy en alguna parte, eres quien me da la vida. Esa es la realidad de hoy, el estado de nuestras vidas (o de nuestros reflejos en mi caso), y tenemos que limitarnos a ello, amor, aceptarlo, aprenderlo a vivir, disfrutarlo».

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