lunes, 16 de mayo de 2011



Líbreme Dios de los profetas urbanos


Hay gentes, tipos, individuos que yo no soporto. Me refiero a esos seres dogmáticos que se erigen en profetas, que se permiten opinar de todo y lo hacen de una forma inapelable, firme, dogmática, sin ningún género de duda.

Por ejemplo, Stephen Hawking…

¿Quién se ha creído este individuo que es para venir a explicarnos los mecanismos de la vida? ¿Está imitando a Einstein? Pero Einstein era otra cosa: era un ser muy sensible a la vida, y Hawking no lo es… ¿Cómo de un cuerpo contrahecho (con perdón), y de una mente con ciertos limites para determinados usos, se permite hablar de lo que no sabe, de lo que no está dentro de sus capacidades ni su sensibilidad? Porque el hecho de que sea una eminencia en matemáticas y en ciencias no le abre todos los caminos ni le libra de estar negado a otros conocimientos. La de Hawking es una mente deformada sometida a infinidad de limitaciones, con un pensamiento ajeno a la filosofía, al misticismo, y a temas espirituales… ¿Cómo puede salirnos con un pensamiento casi obsceno sobre algo que está tan lejos de su entendimiento? ¿Se cree que porque entienda de matemáticas y de ciencias, ya lo domina todo? Seguro que tiene un libro en preparación y ha comenzado a promocionarlo. Parece como si a él se le haya presentado Dios y le hubiera dicho: «yo no existo» y «oye, anuncia que después de la muerte no existe nada».

«¡Oídme, que soy Stephen Hawking, el del cuerpo contrahecho, ese ser que maltrata las mujeres —verbalmente, claro—, el que no tiene ningún sentido de la música, ni del arte, ni de la humanidad, ni de los sentimientos, ni del amor, ni de la compasión, ni de la bondad, ni de la imaginación, pero soy un Einstein moderno. Oídme todos (o comprad mis libros): Dios no existe y eso es así porque lo digo yo… Y si ese dios existiera, sería yo, que domino las matemáticas y las ciencias, y también sé muchas matemáticas y ciencias, y además, soy el que más matemáticas y ciencias sabe.»

Pero, vamos a ver, ¿quién es Stephen Hawking? ¿Qué le ha dado al mundo este señor además de difundir algunas bobadas —como que cuando fuésemos caminando por la calle y nos encontráramos con un extraterrestre, no se nos ocurra entablar conversación con él—, y algunas ecuaciones matemáticas que ya no sirven demasiado para interpretar la vida. Y, en algunos casos, para empeorarla (¿quién ha producido la polución, las guerras, los insecticidas y un montón de elementos nocivos para la vida? ¡¡la ciencia!!). Este individuo es, además, un especialista en lanzar frases amargas, ingenuas, desapasionadas, despectivas para los seres humanos que tienen creencias, y lo hace sin un gramo de imaginación ni de compasión, solo mediante dichos lapidarios, secos, deshumanizados. No hay duda que es portador de enormes limitaciones emocionales…

Podría haber comunicado que, «para él», probablemente Dios no existe, y que personalmente no cree que haya vida tras la muerte, que es como opinamos muchas, muchísimas personas en este mundo, pero que aún desposeídos de creencias religiosas, no podemos por menos de preguntarnos cuál es el contenido de este misterio que nos envuelve… ¿Se habrá preguntado este hombrecillo alguna vez qué es la conciencia; qué es la bondad, qué es el arte, qué es la música —yo, por ejemplo, cuando escucho una buena interpretación del Ave María de Schubert, casi, casi hasta me inclino a creer en Dios o, al menos, siento envidia y una enorme admiración de que un ser humano haya sido capaz de tal proeza y de componer una obra musical tan sublime, y haber sido portador de tantísima fe como se requiere para crearla—, o para él esos temas son puras bobadas de gente temerosa? Pero, me pregunto: ¿qué será el amor para Hawking?, ¿qué significará para él la belleza de la Naturaleza?, ¿qué representará la maravilla de las estructuras físicas y espirituales del ser humano (incluida la de él mismo a pesar de su deformación congénita), poseedor de semejante mente creadora, y portador de unas células que le dan la vida, o de unos genes que determinan su personalidad, y de unas neuronas que fabrican y guían su pensamiento, sin olvidar unos conocimientos (entre ellos los científicos), y ese arte, esa inventiva, esa capacidad…? ¿Sabrá este buen hombre algo sobre lo que es la ternura y de las actitudes donde entran en juego los sentimientos, la bondad o la compasión? ¿O cree que todo eso ha salido de un pedrusco hundido en el agua…, incluido él? ¡¡Anda ya…!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario