lunes, 28 de agosto de 2017

Volviendo al martirio...


Cuando tomé la decisión de volver con mis blogs, pensaba que todo me volvería a ser fácil, o igual que antes. Pero me he llevado la sorpresa de que las cosas no son lo mismo. Antes, cuando vivía en Puerto Rico, todo lo que pensaba podía trasladarlo a la caligrafía y publicarlo, buscar alguna fotografía conforme con mi pensamiento y presentarlo todo en este blog llamado Confidencias de un extraño. Pero ahora ya veo que nada es igual. Serán los años (estoy en los 85) o la falta de interés, o la escasa motivación (sobre este asunto de la motivación hablaré en un futuro), o el instinto del fracaso, o el pensamiento de que la gente carga con sus problemas para que le vengan con otros nuevos... Aquí en Valencia, donde vivo ahora, suelo desayunar en mi terraza y mientras me tomo mi desayuno veo a la gente yendo y viniendo, sacando a sus perros, haciendo parte de las compras del día, todos sumidos en tus tristes pensamientos o fastidiados por tener que ir a trabajar (un trabajo que por lo general no les gusta) muy a pesar de sí mismos, con una cara de desesperación o de desencanto. ¿Es la vida así?, me pregunto, ¿tan desabrida y falta de encanto? Bueno, perdonen esta forme tan desabrida de recomenzar. Tal vez estoy un poco decaído... Quizá el próximo sea mejor pensado. 

1 comentario:

  1. Buenas noches, Jacinto Eduardo de Ontañón:

    Me alegra que haya vuelto a su Blog. Desde que dejó su huella en el de María Ángeles Merino (Abejita de la Vega), he vuelto varias veces a releer sus post, que como en la primera lectura me han parecido siempre magníficos.
    Llevo años buscando datos relacionados con Antonio José, nuestro paisano el músico burgalés, gran amigo de su padre, por lo tanto, he tratado de recopilar artículos que Eduardo de Ontañón publicó en prensa, así como sus libros.
    Hace unos días publiqué en mi blog la tercera de las entradas dedicadas a Eduardo de Ontañón. Le dejo los enlaces:
    30 de agosto
    9 de septiembre
    17 de septiembre

    Espero que en Valencia se encuentre cada día mejor, y continúe con la magnífica inspiración que se aprecia en todos sus escritos.

    Saludos. María Ángeles Martín Rodríguez

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