jueves, 5 de noviembre de 2015


La virtud de ser algo más que una mosca
Solo tenemos que observar nuestro alrededor, ver como la vida se desarrollo frente a nosotros y, una vez convertidos en seres perceptivos, establecer nuestras conclusiones. Si nos fijamos bien y poseemos los necesarios conocimientos y la sensibilidad oportuna, advertiremos, apreciaremos que todas las cosas que nos rodean han sido acondicionadas a nosotros, a nuestra visión, a nuestra vida práctica, a nuestro entendimiento, a nuestra contemplación y nuestro uso doméstico, a nuestro sentido de la belleza… ¡Ah! y a nuestra noción del amor, a la sublime y creativa acción del amor. Es difícil creer en acciones casuales que están proporcionadas a nosotros, a nuestra vida práctica, a nuestro sentimiento, a la fuerza de gravedad, al equilibrio fisiológico, a las alteraciones y a los recursos visuales, a la aceptación de los fenómenos como causas naturales, a la apreciación y la interpretación de la música, al sentido del arte. Lo he dicho en muchas ocasiones: no soy creyente. Ese Dios expuesto por la Biblia, tan fantasioso, tan manipulado, incluso, tan infantil, no entra en mi cabeza, no lo digiere mi pensamiento, no lo admite mi sentido de la proporción ni mi seriedad científica. Por otra parte, yo, que en la vida busco una intensidad espiritual, un significado que me aproxime con mejores aptitudes a mi condición de persona, de ser humano, no solo un ser humano con un corazón, con un páncreas, con una venas, con un cerebro, sino un individuo con alma, con conciencia, con sentido de la caridad, con un amor hacia mis semejantes y con un sentido del horror y de la dicha, me cuesta aceptarme como un producto fortuito, como una casualidad, como un nacido en el mundo según el resultado  de una explosión del cosmos, y con la misma validez de una piedra… Hasta me produce una fuerte humillación el solo hecho de pensarlo. O sea: eso me obligaría a situarme en el mismo papel de un caracol o de una hormiga, o de una mosca de la fruta que vive solo tres días y que tiene como única misión volar alrededor de una manzana y tratar de sacar algo de ella y poco después se muere bien por sí misma o porque la liquida un insecticida… A nosotros los seres humanos nos veo otros valores, otras necesidades creadas por nosotros mismos o por la Naturaleza. Ese poder de discernimiento que se nos ha dado, algún significado tiene que tener…

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