martes, 4 de diciembre de 2012





Escribir…

Sí, ya sé que mis blogs han disminuido. Se debe a que comencé una nueva novela y eso hace que no desee diversificar en exceso mis actividades. Además, ésta si la voy a publicar. Tengo el firme propósito. Y lo haré cueste lo que cueste. 
No hay duda de que el hecho de escribir una novela llena mucho más la vida de uno que escribir un blog. El blog es un asunto pasajero, momentáneo, sin mayor trascendencia: uno se sienta frente a la computadora y empieza a escribir sobre lo primero que se le ocurre, y, además, a sabiendas de que lo que escribo hoy será anulado por lo que escribiré mañana. Mientras que una novela tiene mucha mayor relevancia: se va incrustando en la vida de uno hasta acapararla por completo, día y noche (yo hay veces que cuando estoy durmiendo, de repente me despierto y enseguida me envuelvo en los diversos temas de la novela. Y en ocasiones hasta me levanto para plasmar una idea, algo que se me ha ocurrido repentinamente y no deseo dejarlo para mañana). Escribir una novela es como estar creando un mundo, es como habilitar la vida a los deseos de uno, como concebir a un grupo de personas que harán lo que uno les diga, inmiscuirlos en mi idea y mi intención, e inculcarles un carácter y una personalidad; es como vivir entre ellos, discutir con ellos, amenazarlos con eliminarlos si no se atienen a razones. Es convenir desatinos, maldecir o alabar la vida, repudiarla o acogerla, estrecharla entre los brazos o alejarse de ella. A veces, en el espacio del blog escribiré detalles sobre ella y reproduciré algunas partes.  

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