jueves, 27 de diciembre de 2012


Las direcciones del amor


Para mí, ahora, cuando soy mayor (como ves, evito decir «ahora, cuando soy viejo», ja, ja, ja), exponer lo que pienso respecto al sentimiento del amor resulta menos complicado desde el punto de vista existencial, y, además, es más ortodoxo, porque a mi edad ya uno se va despojando de artificios y los impulsos de la libido se dominan más fácilmente o se dejan a un lado, dado que, aún sin adoptar una decisión propia, va disminuyendo su apremio de forma natural; será por la edad o porque uno se va sintiendo cada vez más excluido de estas lides… Bueno, digamos que uno ya no se ve tan mediatizado por el sexo, o no se ve tan insistido como antes. Pero ahora soy más yo, soy más puro, más candoroso, más persona, más humano. Y pienso en ti de una manera diferente: te veo más compañera, más entregada, más amorosa. Quizá, como tenía que haberte visto antes, o siempre, mientras vivíamos juntos: debí haberte contemplado como una mujer necesitada de amor, de comprensión, de armonías espirituales e intercambio de pareceres, de intimísimo, de afectos no disfrazados. Y, sobre todo, imbuidos ambos por los dictados de un sentimiento profundamente amistoso. Pero, hija, estas son las contradicciones de la vida: a medida que te haces mayor y adquieres más experiencia, más sensibilidad, cuando tu conocimiento es más real, más desinteresado y aplicable con respecto a cuando fuiste joven, ya tus opiniones van perdiendo validez y casi nadie las concede importancia…
Tú misma me has servido de modelo para interpretar lo que yo creo hoy que siente una mujer cuando está emparejada con un hombre. Es decir, enjuicio el amor como un sentimiento incuestionable y extensivo al género femenino, puesto que yo creo que la mujer lo interpreta de una forma más amplia y más profunda, incluso más poética y romántica que el hombre. Para el hombre el amor esta cifrado en un 80 por ciento en la actividad sexual.


miércoles, 19 de diciembre de 2012



¿Qué puede ser el amor?

Para mí, ahora, cuando soy mayor (como verás, evito decir «cuando soy viejo»), enjuiciar un sentimiento de amor resulta menos complicado, porque a mi edad uno anda despojado de prejuicios y los impulsos de la libido se dejan de lado porque disminuye su apremio; o sea, esa definición propia del adulto ya no influye para nada… Quiero decir que para opinar sobre el tema, ya no se ve uno mediatizado por el sexo, o no se ve mediatizado tan descaradamente como antes. Ahora soy más yo, más puro, más candoroso, más persona, más ser humano. Y pienso en ti de una manera diferente. Te veo, quizá, como tenía que haberte visto mientras vivimos juntos: como una mujer necesitada de amor, de entendimiento, de intercambio íntimo y moral de sentimientos. Pero, hija, estas son las contradicciones de la vida: cuando te haces mayor y adquieres más experiencia, cuando tu conocimiento de la vida es más real, más aplicable que cuando fuiste joven, ya tus opiniones no tienen validez…
Tú misma me has servido de modelo para interpretar lo que yo creo hoy que es una mujer. Como un pensamiento incuestionable y extensivo al género femenino, yo creo que la mujer interpreta el amor de una forma más amplia y más profunda, incluso más romántica que el hombre. Para el hombre el amor esta fundado en un 80 por ciento en el sexo. ¡Ah! y aprovecho para desear una feliz navidad para todos… Ahí va mi felicitación (realizada por mí mismo). 

martes, 4 de diciembre de 2012





Escribir…

Sí, ya sé que mis blogs han disminuido. Se debe a que comencé una nueva novela y eso hace que no desee diversificar en exceso mis actividades. Además, ésta si la voy a publicar. Tengo el firme propósito. Y lo haré cueste lo que cueste. 
No hay duda de que el hecho de escribir una novela llena mucho más la vida de uno que escribir un blog. El blog es un asunto pasajero, momentáneo, sin mayor trascendencia: uno se sienta frente a la computadora y empieza a escribir sobre lo primero que se le ocurre, y, además, a sabiendas de que lo que escribo hoy será anulado por lo que escribiré mañana. Mientras que una novela tiene mucha mayor relevancia: se va incrustando en la vida de uno hasta acapararla por completo, día y noche (yo hay veces que cuando estoy durmiendo, de repente me despierto y enseguida me envuelvo en los diversos temas de la novela. Y en ocasiones hasta me levanto para plasmar una idea, algo que se me ha ocurrido repentinamente y no deseo dejarlo para mañana). Escribir una novela es como estar creando un mundo, es como habilitar la vida a los deseos de uno, como concebir a un grupo de personas que harán lo que uno les diga, inmiscuirlos en mi idea y mi intención, e inculcarles un carácter y una personalidad; es como vivir entre ellos, discutir con ellos, amenazarlos con eliminarlos si no se atienen a razones. Es convenir desatinos, maldecir o alabar la vida, repudiarla o acogerla, estrecharla entre los brazos o alejarse de ella. A veces, en el espacio del blog escribiré detalles sobre ella y reproduciré algunas partes.